Palacio de Huitizimengari

El legado real del último príncipe Purépecha

Situado en la cara norte de la Plaza Vasco de Quiroga, este edificio no es una casona más: es un símbolo de resistencia y nobleza. Considerada la construcción civil más antigua de Pátzcuaro (siglo XVI), sus muros resguardan la historia de dos mundos que colisionaron, y de una promesa cumplida siglos después.

Arquitectura de Linaje Al igual que muchas joyas de Pátzcuaro, su fachada es discreta. Sin embargo, al cruzar el umbral, se revela un impresionante patio interior que denota la jerarquía de su fundador. Destaca su “rudeza arcaica”: enormes arcos de medio punto sostenidos por pilares rectangulares y una planta alta con pretiles de mampostería. Aunque algunos expertos ven influencias de la arquitectura poblana, el edificio tiene una personalidad rústica y poderosa, única de la región lacustre.

La Casa del Príncipe (El Origen) Este palacio perteneció a Don Antonio de Huitziméngari, hijo de Tangáxoan Tzíntzicha (el último Cazonci o emperador purépecha) y ahijado del primer Virrey de la Nueva España. Don Antonio fue una figura clave: un noble indígena letrado que defendió a su pueblo, sirviendo como gobernador y puente entre la cultura purépecha y la administración española.

📜 El Legado de Doña Esperanza (Justicia Histórica) Tras siglos en manos privadas, el palacio regresó a la comunidad gracias a Doña Esperanza Correa de Guízar. Ella adquirió el inmueble en 1960, pero su última voluntad fue clara: que la “Casa del Príncipe” volviera a sus dueños originales. En 1989, respetando este deseo y para evitar que el edificio se perdiera en litigios familiares, la propiedad fue entregada al pueblo. Gracias a su gesto, hoy es la casa de todos los artesanos de la región.

Actualidad: El corazón artesanal de Michoacán Hoy, el palacio funciona como un recinto vivo donde las comunidades de las cuatro regiones (Lago, Cañada, Ciénega y Meseta) exhiben su trabajo. No es solo un museo, es un punto de venta directa. Aquí puedes adquirir textiles, alfarería, madera y laca directamente de las manos de quienes mantienen viva la tradición.