Templo y Exconvento de Nuestra Señora de la Asunción

⛪ Este lugar no es solo un edificio viejo, es una cápsula del tiempo que nos cuenta cómo empezó todo en la región. Para que dimensiones la importancia: aquí la historia franciscana pesa, y mucho.

📜 Los Primeros Pasos (1533 – 1590)

Imagínate que fue en 1533 cuando llegaron los primeros “pesos pesados” de la Orden de Frailes Menores (OFM): Fray Martín de Valencia, Fray Antonio Ortiz, Fray Diego de Almonte y Fray Ángel de Salcedo. Al principio, Erongarícuaro era considerado solo una “vista” (una especie de sucursal) del convento principal de Tzintzuntzan, pero la importancia del lugar creció rápido.

Aunque hubo intentos previos, el conjunto conventual tal como lo vemos se levantó entre 1563 y 1590. Se convirtió en un sitio tan relevante que para finales del siglo XVI ya funcionaba aquí el noviciado de la provincia.

Pero nada es eterno: en 1771, tras 230 años de historia franciscana, llegó la secularización. Los frailes abandonaron el lugar y el clero diocesano tomó el control. Hoy, lo que fue el convento forma parte del Seminario de la Diócesis de Morelia.

🏛️ Arquitectura que Impone

Cuando entres, fíjate bien en los detalles, porque aquí cada piedra tiene su porqué:

• El Portal de Peregrinos: Es una joya renacentista. Échale un ojo a las columnas de los tres arcos; se llaman tritóstilas (un término dominguero para decir que acentúan su volumen en el primer tercio del fuste). Dentro del portal está la Capilla Abierta con una pila bautismal del siglo XVI, muy parecida a las que verás en Tzintzuntzan o Cuitzeo.

• La Fachada Plateresca: Es del último cuarto del siglo XVI. Sencilla pero elegante, con el clásico adorno franciscano de las cinco conchas y una ventana biforada (doble arco) arriba.

• El Interior: Es de una sola nave con vigas de madera y zapatas. El altar mayor ya es de estilo neoclásico y, si pones atención a los muros, verás vestigios de murales antiguos que luchan por sobrevivir al tiempo.

🎨 El Toque Surrealista en el Atrio

El atrio es enorme, conserva su traza original y hoy es una plaza llena de vida. Pero aquí viene el dato curioso para que presumas: la Cruz Atrial de hierro que ves hoy (puesta en 1942 para sustituir a la antigua de piedra) tiene un diseño atribuido nada menos que a André Bretón, el padre del surrealismo. Un contraste loquísimo entre el arte virreinal y la vanguardia del siglo XX.

• Tip Pro: Date una vuelta por el patio del convento (claustro) si está abierto; al fondo, desde la zona del huerto, tienes una vista directa al lago que te conecta de inmediato con la naturaleza.