Categoría:Ruta del Espíritu y el Origen
El lago no se mira solo desde la orilla; se rodea para entender su alma. Esta ruta está diseñada como un crescendo sensorial: iniciamos con la calma y la cultura, subimos la intensidad con el espíritu del mezcal y la gastronomía, y cerramos el círculo con la contemplación del atardecer en el camino de regreso.
Es un viaje de 360 grados alrededor de nuestra identidad, con el destilado como gran protagonista.
1. El Preámbulo: Rostros y Calma (Tócuaro y Erongarícuaro)
Salimos de Pátzcuaro hacia la ribera oeste para preparar los sentidos.
– Tócuaro: Una parada breve pero impactante para ver los “rostros de madera”. Las máscaras de este pueblo nos conectan con la tradición visual antes de pasar al gusto.
– Erongarícuaro: La antesala perfecta. Una caminata por su plaza tranquila y su arquitectura colonial nos ayuda a bajar el ritmo de la ciudad y abrir el apetito para lo que viene.
2. El Protagonista: Oponguio, Corazón de Agave
A mitad del camino, llegamos al clímax del viaje. Aquí, la tierra y el fuego transforman el Agave Inaequidens en una bebida con alma.
– La Vinata: Entrarás donde nace el mezcal. No es solo beber; es oler el agave cocido en hornos de piedra volcánica y ver el goteo paciente del alambique.
– La Degustación: Es el momento de la verdad. Probarás el mezcal en su lugar de origen, entendiendo sus notas ahumadas y su carácter fuerte pero noble.
– El Maridaje de Ribera: El mezcal pide compañía. A orillas del lago, la experiencia se completa con la cocina de humo: charales crujientes, mojarras doradas y tortillas a mano. Comer y beber aquí, con la vista de las islas de frente, es el punto más alto del día.
3. El Retorno: El Paisaje Vivo (Santa Fe, Quiroga y Tzintzuntzan)
Con el cuerpo relajado y el espíritu contento, el regreso a Pátzcuaro se hace por la ribera este, cerrando el circuito.
– La Ruta Escénica: Ya no es necesario bajar si no lo deseas; el espectáculo es la carretera misma. Bordearás el lago pasando por la alfarería de Santa Fe de la Laguna, la vida vibrante de Quiroga y la historia sagrada de Tzintzuntzan.
– El Cierre: Ver las Yácatas o el lago teñirse de naranja desde la ventanilla es el broche de oro antes de llegar a descansar a Pátzcuaro.
